Cuando me enteré de lo que le hicieron a Cabañas, la verdad sí sentí muy feo. No es posible que haya gente tan culera como para hacerle eso a un ídolo de las multitudes. Me cae que si un día me encuentro al JJ le voy a poner un soplamocos y le voy a aplicar la “tepiteña”, esa técnica de pelea callejera nunca falla, y así se llevaría su merecido el maldito. Bueno, pues para demostrarle a Cabañas que soy su ídolo, me dejé caer en el hospital donde lo tienen internado. Le dije a mi amá que me preparara unas tortas para aguantar todo el día y me llevé mi pepsilindro de los looney tunes que cambia de color para poder aguantar el calor también. En cuanto llegué al hospital, me encontré con un resto de reporteros que querían cubrir la nota, así que tuve que ingeniármelas para poder acercarme un poquito más a la entrada y poder demostrarle a Cabañas cuánto lo admiro y extraño. Ya estaba a punto de colarme por la entrada exclusiva para trabajadores, cuando un guarura que parecía gorila me detiene y me dice “quiobo, ¿a dónde?” y pues yo no soy una persona mentirosa así que le dije “no pues es que mi tía está internada acá y pues vine a dejarle una medallita de san juditas para que la cuide” y que me dice el gorila ese “no quieras dormir al velador, chavo, se ve que te quieres meter a ver al del América” y pues la verdad cuando me dijo eso yo me sentí completamente descubierto, a lo mejor se dio tinta porque yo llevaba mi playera del América autografiada y mi cachucha adornada con canutillo y pintada con pintura Vinci que decía “Chava te extrañamos” entonces me di cuenta de que no tenía caso seguir mintiendo y le dije “la neta sí vengo a ver al Chava, wey, ¿hazle un paro a la banda no?” y que se enchila el gorilón ese y me dice “nel la neta mejor llégale porque ahorita hasta el FBI anda ahí adentro para ver que no se meta nadie” entonces yo ahí entendí la gravedad del asunto porque como soy una persona leída e instruída, sé que FBI significa Fuerza Bruta Indígena, así que mejor no la hice de pedo y me fui de ahí, no sin antes mentarle su madre al gorilón ese, cuando ya estaba como a cincuenta metros de distancia; soy valiente pero no pendejo.
Estaba yo muy decepcionado por no haber podido ver a mi jugador preferido en estos momentos de tristeza, y en eso que me acuerdo que cuando venía en la micro, oí que en el radio dijeron que en el Estadio Azteca iban a dejar pasar a la gente para demostrarle su apoyo a Cabañas. No lo pensé dos veces y me fui para el estadio, al fin que estaba cerquita; cuando llegué ahí, me sorprendí de ver la cantidad de gente que se dio cita en el Coloso de Santa Úrsula –así dice el Perro Bermúdez, me cae bien gordo el maldito- y todos se veían igual de consternados que yo. Algo que me llamó poderosamente la atención fue que la mayoría de las personas que fuimos, nos veíamos gente bien, gente cool, así como somos los que le vamos al América: pura catego. La verdad se me puso la piel chinita cuando empezamos a cantar la de “Vaaaamoss, vamos Cabaaañas, que esta taaarde, te tienes que salvaaar” y en el ambiente se sintió algo muy fantástico, así como místico o algo así, muy raro la verdad. Estuve ahí un buen rato entonando los cánticos y rezándole a la virgencita morena, y me hice amigo de unos chavos que llevaron unos six de gracielas; estuvimos cheleando muy cuco durante un rato, pero en eso los de la tira nos vieron y nos dijeron que no se permitían las bebidas embriagantes ahí y que procediéramos a desalojar el inmueble –así dicen los mamones- entonces nos tuvimos que salir, pero decidimos irnos a un congal que yo conozco y se llama “El Averno” para seguir brindando por la salud de nuestro fans Cabañas. Dicen que en “El Averno” dan bebidas adulteradas y que un wey una vez se quedó ciego, pero la neta yo no creo nada de eso, además de que el valet parking es mi amigo, le decimos “El Pitirijas” y él siempre me ha dicho que las bebidas son derechas, nada de inyecciones ni cosas raras. Estuvimos departiendo alegremente durante unas horas, hasta que me acordé que al otro día tenía que ir a chambear, además no quería que mi cabecita de algodón, o sea mi amá, se fuera a preocupar porque su hermoso retoño, o sea yo, no regresaba. Aproveché que mis amigos estaban ya bien flameados y les dije que iba a ver si a mi coche no se lo había llevado la grúa, me di cuenta de que son bien pendejos porque yo ni coche llevaba, pero me dijeron “cámara, acá te esperamos” entonces me salí sin pagar y agarré el pesero para mi casa. En el camino me comí unos pastitos que arranqué para que no se me notara el aliento alcohólico y me puse a pensar en nuestra sociedad, la forma en que hemos ido corrompiéndonos tanto hasta llegar al punto en el que ya ni siquiera los futbolistas pueden salir a chelear a gusto. Entonces reflexioné y concluí que la famosa frase “estamos chupando tranquilos” realmente, o sea me cae de madres que sí, puede salvar vidas.
Gracias por leer mi historia de este día y espero que les haya gustado y sobre todo, les haya servido como tema de reflexión, porque como dice la señora histérica que sale en Los Simpson: “uno como quiera, pero, ¿las criaturitas que culpa tienen?”
Nos vemos en la próxima.
Dedicado especialmente para Chava Cabañas: el cielo puede esperar.
hahahahahahahahahahahahahaha
ResponderEliminarsi qe eres bien naco goeeeeiii.. oseeaa.. como qe gorra con canutillo y vinci?
Se nota qe le vas al americaaaaaaaaa
hahahahahahaha
#NOT
#mueroderisamil