Me gustaría que tus chanclas vivieran abajo de mi cama, sentir tus piernas junto a las mías, no le hace que a veces no te las rasures y las tengas un poquito peludas. Pero nomás poquito.
Te juro que si vivieras conmigo, los jueves te invitaría a comer al pozole, los domingos a la barbacoa y los miércoles al cine; no te dejaría poner ni pa las propinas, y te llevaría en taxi para que no andemos en combi ni en la micro y mucho menos en el pinche metro.
Cuando vayamos por el mandado, prometo cargar las bolsas del mandado aunque estén pesadas como su pinche madre, sirve que así me pongo más fuertote como Wilians Levi. Además si cualquier ñero te anda sabroseando, prometo romperle su madre una y mil veces: nadie se mete con mi vieja.
Si te duele tu cabecita o tu pancita, te la sobo y te hago un té para que ya no te duela. Prometo consentirte y contarte un cuento para que te quedes dormida.
No me importa si empiezas a ponerte medio gorda, pos ya qué. Y si enflacas pues ni modo. Así me gustas.
¿Quiere un gato? te lo compro ¿Un perro? te lo llevo. Si se cagan yo les limpio, no hay pedo.
Es que te amo.
Como a las canciones del Charlie Montanna.
Es que te amo.
