sábado, 18 de junio de 2011

No eres tú...

Mira, no es mal pedo, la cosa es así:


Ese día yo iba con mis amigos de la chamba, sólo queríamos pistear un rato, bailar algunas charangas, perrear con reguetón, echar desmadre un rato, en fin, pasarla chido. Te vi llegar con tu bola de amigas y pues la neta estaban medio fieritas todas así que no las pelé mucho, digo, a pesar de que soy un macho alfa de melena plateada, no me ando metiendo con cualquier chancluda o sea jelou.


De repente ya estaba medio pisteado, te vi bailar, me viste verte bailar, te vi, me viste, nos vimos. Y pues fui a bailar contigo. Bailamos unas cumbias, después unas salsas, después empezó el reguetón y la verdad perreamos con madre. Nomás me acuerdo de ese bailecito y pasumecha marimar, se me para el corazón. El de arriba.


Ahora, enfrentémoslo: yo estaba pisteado, tú estabas pisteada, yo soy muy chingón para el perreo intenso con todo el flow yatúlosabe; las cosas se pusieron medio acá, medio locochonas y a pesar de que ibas con tu novio o peoresnada o sepa su madre qué era, pues nos besamos, ya sabes, acá el besito cachichurris bailando de a cartoncito de chelas y todo. Era bien temprano cuando me dijiste que ya tenías que irte, así que, como soy todo un caballero, te pedí tu teléfono para que no creyeras que sólo eras una aventura cantinera.


Me diste tu número de a deveras, ese fue el primer error, la regla de oro cuando te mamaseas a alguien estando pisteado es no dar tus datos reales.... pero eso lo tomé como una señal, quizás me estabas dando tu teléfono de verdad porque habías sentido el flechazo del amor.


Yo te llamé, después de los cuatro días de rigor, y para mi sorpresa te acordabas perfectamente de mí. Supinchemadre. Pensé que posiblemente eso era una señal. Te invité a salir. Aceptaste mi invitación a salir. Y salimos.


Dicen que de noche todos los perros son negros, o una madre así. Y es que te vi de día, sin estar pisteado, sin estar perreando. No es mal pedo, pero quedó demostrado que tengo malos ratos, y a veces malos gustos. Pero también sentí que teníamos algo más, algo en común, algo mágico.


Y entonces hablaste...


No es mal pedo, de verdad que no, pero es que... chale.


Digamos que no eres tú. Es el alcohol y el reguetón. Putamadre.

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